viernes

[BIG BANG] FÉNIX EPISODIO 2




[BIG BANG] FÉNIX EPISODIO DOS

                         
Tomó su bolso y echó todo lo que pudo, miró por la ventana por última vez, le fascinaba el paisaje que podía ver desde esa ventana, pero pasaría mucho tiempo, o quizás nunca volvería verlo. Salió de la habitación silenciosamente, miró a su derecha, a su izquierda, avanzó por el pasillo,  llevaba gafas oscuras, su cabello aún era rubio por lo que llevaba una gorra para no llamar la atención. Al salir del hotel, caminó rápidamente hasta toparse con un callejón, llevaba una mascarilla por lo que nadie lo reconocería, y los escasos rayos de sol era tan luminosos que otras personas también llevaban gafas para protegerse, nadie sospechaba demasiado de él, nadie sabía quién era ni de su horrible condición.

Ya lejos del hotel, caminó por un callejón aislado que terminaba en un hermoso parque a orillas del río Han, el río más grande de Seúl, aquel que le daba a la ciudad una belleza única, el lugar donde tantas veces se había reunido con una persona a la que había amado. De pronto, sentado en una banca mirando la tranquila agua del río y recordando esas escenas de su pasado en ese lugar, tuvo una idea, quizás la única idea que podía salvarlo, quizás su única esperanza. 

                       
Durante su vida como Idol, lo habían vinculado a muchas mujeres, la mayoría no era verdad, pero una chica, sólo una chica había conquistado su corazón, una mujer con la que tuvo el amor más grande, el amor más verdadero, aquella que sólo sus  mejores amigos Yoochun, Jaejoong, Hyun Joong y sus compañeros de Big Bang conocían como su gran amor. Cuando Fantastic Baby fue lanzado, para Top significó también perder a  ese gran amor, las promociones no los dejaron estar juntos, su ardua agenda, la ardua agenda de ella, todo se había vuelto demasiado complicado, irremediablemente se separaron. ¿Podría ir a su casa? Sabía que aún vivía en la casa que él conocía, donde habían pasado escasas pero intensas noches juntos, demostrándose su amor, y estaba seguro que seguía ahí porque de vez en cuando la rondaba, para verla de lejos, aunque de esa forma, cada cierto tiempo necesitaba mirarla, no le bastaba mirarla por la televisión, él necesitaba sentirla cerca, aún si era a 50 metros. Sabía que si iba a su casa nadie sospecharía, pero también era consciente de que estaba poniendo en peligro a la mujer que amaba, no tenía escapatoria, si era cuidadoso la mafia nunca se enteraría de su relación, además la casa quedaba en un lugar remoto, entre unas colinas, un lugar que la mayoría de la gente de Seúl desconocía, un lugar perfecto, rodeado de naturaleza, con privacidad y tranquilidad, lo que necesitaba en ese momento. ¿De verdad podría ir ahí? No tenía otra salida, era el lugar más seguro.  Pero antes debía hacer algo con su cabello, fue una peluquería que parecía pequeña y bastante alejada, la mujer era ya anciana, tinturó su cabello sin reconocer su rostro. Le pagó y le dio las gracias.

La casa era hermosa, con grandes ventanales de vidrio polarizados, rodeada de arboles, con una hermosa terraza de madera, y un techo de estilo tradicional, era una casa fusión de lo tradicional y lo moderno, tal como era esa mujer, una dama coreana perfecta, pero osada. Se acercó a la puerta, tenía la impresión de que ese día estaría ahí, hace tiempo que las noticias informaban que se estaba tomando un descanso de sus actividades, que estaba dedicada a su hogar y a escribir. La gran puerta principal retumbó por toda la casa al ritmo del puño de Tempo.  Nadie abría, era lógico, al fin y al cabo ella no le abriría a un extraño, mucho menos pensando que para llegar a esa puerta había que saltar una pared y caminar varios metros por un hermoso jardín de cerezos y flores, que ahora estaban desnudos debido al crudo invierno.
                            
− ¡Hyennie!− gritó, sólo él la llamaba así. Sintió las escaleras, pasos fuertes se acercaban a gran velocidad, una hermosa mujer abrió, era ella,  no podía creer que él estuviera ahí, en la puerta de su casa, después de cinco años en los que no tenía noticias, después de pensar que había muerto o que algo malo le había sucedido.
Se miraron, lloraron, se abrazaron. Entraron a la casa y el silencio se hizo dueño. Tempo sintió como su corazón se aceleraba, estaba junto a ella, junto a Yoon Eun Hye.
                                                 

−Tu cara…− dijo ella preocupada mientras le acariciaba el rostro. Tempo agachó la cabeza− ¿En qué estás involucrado? ¿Drogas?.
−No−  guardaron silencio unos minutos.
− Seunghyungnnie,  Todo este tiempo, sentí que moriría, me angustiaba cada vez que pensaba que algo te había sucedido. ¿Dónde estuviste?.
−Es mucho mejor si no sabes nada− miró a la mujer a los ojos, una lágrima caía por su rostro, pensaba que era hermosa pero inalcanzable, de repente su mirada se encontró con algo, era un anillo en uno de los finos dedos de  Eun Hye, tragó saliva y sonrió irónicamente, como una defensa a las ganas incontrolables de estallar en llanto− ¿Cuándo es tu boda?− Eun Hye miró su mano y con la otra intentó esconder el anillo, estaba nerviosa.
                           

 −En dos meses.
− ¿Él está acá?− miró las escaleras que daban al segundo piso.
− ¡No! Por supuesto que no  está aquí ¿Quieres quedarte? ¿Necesitas un lugar donde dormir?− Tempo sabía que ella lo comprendía, ambos se comunicaban con una sola mirada, con un solo gesto, no había necesidad de dar explicaciones.  Asintió con la cabeza.
−Te prepararé café, espera.

Observó la sala, era ordenaba y pulcra como siempre, parecía que nada había cambiado. En una repisa de un hermoso mueble estilo victoriano había varias fotos de Eun Hye, sus amigos y su familia posaban en hermosos marcos de madera. Había una foto especial, era de una premiación, ella estaba junto a Yoochun, sonriendo  y detrás de ellos sin mirar a  la cámara estaba él. Sonrió.

−Aunque Yoochun es un gran dongsaeng , esta foto la guardé por ti, era la única que podría conservar sin ser demasiado evidente− la mujer cargaba una hermosa bandeja plateada con dos tazas de café servidas en un perfecto juego de porcelana grabado con hermosos paisajes orientales. Ambos bebieron mientras estaban sentados en el sofá.
−Noona…−Tempo dejó la taza de café vacía en la mesita de centro− Perdóname−.
− ¿Por qué? ¿Por no haberme llamado durante todo este tiempo? ¡Ya me conoces! Sabía que por alguna razón no podías llamarme, y sé que no me vas a contar para protegerme, aún así creo que…
− ¡Por no haberte retenido!− interrumpió él, mientras ella miraba hacia abajo aún con la taza de café entre sus manos temblorosas− Hoy, que no estás junto a mí, me arrepiento de no haber aprovechado todos los momentos felices que tuvimos, me arrepiento de no haber logrado que fuesen para siempre−. Ambos se miraron desconsolados. Tempo, lentamente puso su mano sobre el rostro de Eun Hye, sus manos estaban cálidas por el café, y el rostro de ella suave como siempre, como la piel de un bebé. Ella lenta y tímidamente colocó su mano sobre el rostro de él, sobre la herida que hace poco le habían proporcionado, sentía que se la curaba, que de alguna forma podía entregarle con sus manos toda la fuerza y esperanza que necesitaba para curar esa y todas sus heridas, o por lo menos para calmar el dolor por un momento. Tempo  tomó a la mujer entre sus brazos, no le dio tiempo de dejar la tasa sobre la mesa y esta cayó sobre la alfombra violentamente. La besó como si el mundo fuese acabar ahí mismo, quizás el mundo se acabaría mañana para él, quizás no tendría oportunidad de verla de nuevo, de tocarla, de deleitar su cuerpo con el cuerpo de ella, de recorrer sus pechos, de bordear su cintura con su cara, de acariciarla con la mirada que solo le entregaba amor, de ver el rostro de esa mujer, de esa mujer perfecta, de esa alma herida, tan herida como él, de la mujer introvertida y tímida, aquella que al igual que él era reservada, pero sabía entregar amor como ninguna.  Ella recorrió su cuerpo, besó sus labios y lo acarició por todos los rincones, lo miró tristemente al ver que su cuerpo estaba lleno de heridas, besó cada cicatriz, y él se sintió amado otra vez, protegido, querido. Ese momento, fue mágico, sus cuerpos se volvieron uno, sus cuerpos volvieron a danzar otra vez juntos al hacer el amor, pero esta vez era especial, ambos sabían que podía ser la última, no había nada seguro entre ellos, quizás mañana podrían seguir, o quizás mañana pasaría algo que los volviera a separar, no había tiempo que perder, el momento de sentirse mutuamente era ahí, era ahora.
                                                               


A la mañana siguiente Tempo se despertó primero, miró el rostro de esa hermosa mujer y se sintió feliz, por un pequeño momento sintió que tenía derecho a ser feliz, aunque esa felicidad durara tan poco. Ella se despertó y le sonrió, se quedaron mirando un largo momento, sin decir nada, pero diciendo todo.
− ¿Te tienes que ir?−preguntó ella.
−Mmm− respondió asintiendo con la cabeza mientras tomaba su mano−.
− ¡Espera! Noona te dará un exquisito desayuno para que tengas fuerzas y puedas enfrentar todo aquello que te perturba−La mujer sonrió  alegremente, sus hermosos dientes, que a Tempo le fascinaban, brillaban.
                                                          


− ¡Aquí está! ¡Preparé un desayuno tradicional coreano! – La mujer estaba parada frente la pequeña mesa de la cocina con los brazos extendidos. Tempo se acercó a ella y la abrazó.
−Por aquí tenemos un exquisito arroz blanco preparado en arrocera eléctrica pero muy deliciosa. ¡Oh!−levantó la tapa de una pequeña olla de cobre− aquí,  unos deliciosos brotes de soja picantes, y por acá también hay kimchi preparado por mi madre, y una deliciosa guarnición de verduras y carne coreana ¡Un lujo!− Tempo reía− y por último, pero no menos importante una deliciosa y cálida sopa de verduras, las mejores del mercado, directo de la lata− ambos rieron. Se sentaron a la mesa uno frente al otro, sus pies estaban entrelazados. 




−El kimchi de tu madre es delicioso, como siempre− dijo él.
− ¡El de tu madre también lo es! Recuerdo cuando me traías grandes fuentes y yo me…− miró la cara del muchacho y calló por unos segundos− Tu madre… ¿Hay algún problema?−.
−Murió− Tempo se llevó una gran cuchara de arroz a la boca y fingió prestarle atención a la comida.
− ¿Cómo?− Tempo no le hacía caso− ¡Entiendo que quieras protegerme, pero confía en mí!− gritó, él levantó la mirada asombrado aún con el platillo entre sus manos− ¿Acaso yo no he confiado en ti? ¿Acaso crees que no es difícil para mí saber que algo te sucede, que tienes un problema grave, que tu vida puede estar corriendo peligro, y tener que fingir que no me preocupa demasiado? ¿Acaso no confié yo en ti ahora? ¿No confíanos ambos durante la noche, el uno al otro, mientras hacíamos el amor y confirmábamos que nada ha cambiado, que nuestros sentimientos son iguales e incluso más intensos, que nos extrañamos y nos deseamos? ¿De verdad sólo piensas en ti?− golpeó la mesa y estalló en llanto.
Tempo se paró de la mesa y se arrodilló frente a la mujer  que seguía sentada, se apoyó en su vientre, y ella puso sus manos sobre su cabeza mientras la acariciaba.
−Mi madre, mi padre y mi hermana fueron asesinados frente a mis ojos unos meses después del incidente de Big Bang− Eun hye llevó sus manos a su boca, estaba impactada, pero prefirió no interrumpir−Desde entonces he estado involucrado con la mafia, la misma que los mató, no tenía otra opción más que unirme a ellos, ese fue su objetivo inicial, querían contar conmigo porque el jefe del cartel se obsesionó con mi personaje en IRIS, es un loco, un pervertido y psicópata, pero trabajo para ellos y me he convertido en un monstruo capaz de cometer fechorías sin siquiera arrepentirme, hasta ayer, sentía que estaba muerto, hoy estoy vivo porque ti, por amigos que aún me esperan con un vaso de soju en la mesa, y sobre todo por alguien a quién debo salvar, alguien que está condenado a muerte, y soy la única persona que puede salvarlo−apretó las piernas de la mujer contra su cuerpo, sintió su aroma y cerró los ojos. Permanecieron en silencio un minuto hasta que ella se ánimo a hablar.
−Si vuelves de tu misión sano y salvo, yo estaré aquí y no me casaré−Eun Hye lloraba…
Tempo levantó la cabeza y la miró, agarró su rostro con las manos.
−Noona, daré mi vida por proteger a esta persona si es necesario, y si no muero, seré un condenado durante toda mi vida, nunca podré vivir como una persona normal, aún si no sabes de mí en dos meses, aunque me duela y me desgarre el corazón, cásate, ten muchos hijos y vive feliz, comparte con tu esposo el delicioso kimchi de tu madre y sonríe por siempre.
−Tempo se paró, buscó su bolso, abrazó  y besó a su Noona, sintió su aroma una vez más, cerró los ojos mientras imaginaba que ese momento era para siempre, y se marchó. Ella se quedó sentada en la misma silla, con un lado de cuerpo apoyado  sobre la mesa para no caer rendida, debía ser fuerte.
                               



                                        


Sin mirar atrás, caminó por el sendero de cerezos, cada pasó que daba era un paso más a su condena. Había pensado en qué hacer, pero sabía que debía ir a un lugar especifico, la dirección de Seungri no aparecía en la hoja, lo más probable es que esa información fuese entregada una vez que el agente aprobara su participación, si es que algunos agentes podían elegir, al fin y al cabo habían algunos respetados, hombres que incluso desde la adolescencia carecían de toda sensibilidad, pero Tempo sólo tenía una opción, una persona, solo una persona había protegido a Seungri todo este tiempo, solo una persona había tenido sus ojos puestos en él, solo una persona era capaz de controlar la rebelde conducta del maknae, y ese era, su ex mejor amigo, Ji Yong, el famoso G Dragon, y es a él donde debía dirigirse.



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