Miró por la ventana de la habitación, era invierno la nieve caía y junto a la neblina parecían devorarse los altos edificios de Seúl .A su lado dormía una hermosa chica, no sabía ni siquiera su nombre, pero así era su vida, nadie tenía nombre, nadie era humano, todos eran maquinas deseosas de venganza, gente del mundo de la mafia, sin familia, sin amigos, sin amor, sin pasado ni futuro, sin alma… Suspiró, no quería recordar.
− ¡Hey! ¡Levántate!− golpeó en la espalda a la chica semidesnuda, pero
ella no se movía. Enojado, tomó el vaso
de whisky medio lleno que había sido testigo de la alocada noche que vivieron, arrojó el líquido en el rostro de la
muchacha, ella se dio vuelta y comenzó a gritar. Sus ojos se encontraron con la
penetrante mirada de la ex estrella, y supo inmediatamente que si no se marchaba
le pasaría algo peor, aún asustada y
enrollada en las sábanas tomó su ropa y se vistió rápidamente. Cuando terminó se dio la vuelta para mirar
por última vez a su amante, él levantó
una ceja y con su profunda y grave voz
le dijo: −No fue la mejor noche que he tenido, así que no presumas−La chica se
marchó.
Recostado sobre la cama, Tempo, como lo llamaban en la mafia, comenzó a tararear
una canción, imaginó el video clip de Haru Haru, se recordó cantando frente a GD, su gran amigo. Cerró los ojos y
se llevó una mano a la cabeza –Imposible− dijo. Todo parecía un sueño para él,
ya no se acordaba cuando había sido la última vez que alguien lo llamó TOP, y
mucho menos Seung Hyun, incluso extraña
que los fans lo llamaran cariñosamente “bingu”, simplemente sentía que su
pasado no era real. ¿Qué fue de sus amigos? ¿Dónde quedaron las promesas que se
hicieron? ¿Por qué todo había terminado? ¿Algún día volverían a reencontrarse?
Tempo encendió la televisión, hace mucho
tiempo que no lo hacía, vio los shows musicales, los dramas, los programas de
variedad y pensó en que él y sus amigos
no estaban, que otros grupos talentosos estaban liderando los rankings
musicales, todo era pesadilla de la que no podía despertar, porque era
totalmente real. Era medio día, el
noticiario empezaría, aunque no le importaban las noticias, dejó el canal y subió el volumen, quizás para no sentir la
soledad de la habitación de un hotel, se levantó y comenzó a afeitarse en el
baño, tenía la puerta abierta por lo que podía escuchar perfectamente la
televisión.
“Hoy se cumplen 5 años desde el escándalo
que separó a uno de los grupos musicales más exitosos de la historia de nuestro
país, Big Bang” la mujer de las
noticias presentaba una nota en la que hablaban de la separación del grupo,
Tempo congeló su mirada y la piel de su mejilla quedó enganchada al filo de la navaja, no le
dolía, no había ningún dolor para él, nada era tan doloroso como escuchar otra
vez el nombre “Big Bang” a pesar de que al soltar la navaja la sangre corrió
por su mejilla y se deslizó lentamente hacia abajo, no sintió nada.
Con miedo se acercó a la televisión, a pesar del volumen no escuchaba, ya sabía
todo lo que dirían los reporteros, mentiras y más mentiras, como protección, simplemente no escuchaba. Una lágrima corrió
por su mejilla, vio a Taeyang sonriente bailando, Daesung cantando, Seungri y
GD molestándose, él abrazando a todos con el encanto de siempre, se veía feliz,
alegre, inspirado, estaba vivo, cantaba y bailaba junto a sus hermanos, junto a
sus compañeros, junto a su otra familia, ese chico de la televisión no era a
quién veía en el espejo.
Sus rodillas flaquearon al mismo tiempo que las imágenes desaparecieron, era
como si haber visto toda la energía de los cinco reunidos le hubiese dado ánimo
en ese momento, y cuando la nota terminó, todo eso se esfumó, volvió a la
realidad, volvió a ser el delincuente, el soldado de la mafia, el hombre sin
familia, sin amigos, sin pasado, aquel hombre que un día lo dejó todo por no
poder soportar el dolor de ver a su familia masacrada, su hermana, sus padres,
todos habían muerto, la mafia lo quería, quería contar con su habilidad, con su
seducción, debía tenerlo a toda cosa, y así fue. Y a pesar del asco que sentía
por esos sucios hombres capaces de todo por dinero, se unió a ellos, sin razón
aparente, podría parecer una locura que
alguien trabajara con los asesinos de su familia, pero él también quería morir,
estaba esperando que algún día alguien le disparara, que alguien quisiera
venganza y lo matara, los valores tradicionales que le habían inculcado sus
padres y abuelos no aceptan el suicidio, no podía hacerlo, debía esperar que
dios se lo llevará, pero él se pondría en el máximo peligro posible para que
eso sucediera pronto, aún si respiraba, estaba muerto y no había razón para lo
contrario, no había esperanza, la luz se había apagado por completo.
Un golpe en la puerta, ¿quién podía ser? ¿Sería la mucama? ¿Sería la chica de
la mañana que había olvidado algo? ¿Los hombres de la organización? Miró por el cerrojo, rápidamente dio la
vuelta y comenzó a respirar agitado, cerró los ojos y mordió los labios, una
grosería de las peores pasó por su mente, pero no podía hablar, no podía ser
escuchado.
-¡Sung Hyun!- una voz cálida gritaba su nombre al mismo tiempo que golpeaba la
puerta intensamente, la última persona que dijo su nombre real fue su hermana,
justo antes de ser asesinada frente a sus ojos, justo antes de que aquel hombre
la decapitara, y ahora, esa persona, allá afuera, lo gritaba. De pronto, su
teléfono vibró, lo tenía en el bolsillo, contestó silenciosamente.
− Dime.
Palideció, uno de los hombres de la mafia estaría ahí, seguramente para
indicarle un trabajo, para golpearlo o para cobrarle dinero, y afuera estaba
una persona a la que él apreciaba, en ese momento volvió a sentir amor volvió a
sentirse ser humano, un ser humano con historia y pasado. Corría peligro,
estaba descolocado, nervioso, sudaba, apretó los puños y abrió la puerta. Sus
miradas se encontraron intensamente, su cara lo decía todo, su cara hablaba por
sí sola, y a la vez estaba emocionado, porque frente a él estaba su amigo, él
que lo acompañó durante la escuela, con él que se divertía durante los
descansos de las clases, con él que se burlaba de los profesores, con él que
miraba películas prohibidas, con él compartió sus experiencias, él que lo
conoció antes de ser famoso, era Hyun Joong, Kim Hyun Joong.
No había tiempo de preguntarse por qué estaba ahí, ni cómo lo había encontrado,
lo que debían hacer era salir de ahí, correr, huir, él deseaba morir, pero no
podía permitir que algo le sucediera a
su amigo.
Lo agarró fuertemente del brazo, y le indicó que guardara silencio con el dedo
en su boca, cerró la puerta de la habitación por fuera, miró a la derecha,
luego a la izquierda, Hyun Joong lo observaba con asombro, pero lo conocía y
confiaba en él. Tempo le indicó que lo
siguiera. Corrieron hasta la azotea del
edificio por las escaleras, Tempo era seguido por ese hombre, a quién había
dejado de ver cuando hay aún era un muchacho. Se escondieron en un cuarto de la
azotea, era el cuarto de utilería, donde guardaban los productos y herramientas
de limpieza, era pequeño y sofocante, pero lo suficientemente irrelevante como
para que alguien no los pudiera
descubrir, había dejado su teléfono en la habitación del hotel, para despistar,
aún no estaba seguro si le habían instalado un GPS sin que lo supiera.
Permanecieron uno al lado del otro, sentados en el piso de aquella fría
habitación, estaban en silencio y nerviosos.
− ¿Cómo me encontraste?
−Hace años te estamos buscando− Hyun Joong lo miró, pero su amigo aún tenía la
cabeza agachada y miraba al suelo.
-¿Estamos?−
−Ya sabes, tus amigos, yo, Yoochun y Jaejoong –mientras su amigo hablaba Tempo
tragó saliva, y permaneció en silencio− Cuando desapareciste, ellos estaban en
la milicia pero estaban al tanto de
todo, sufrieron mucho sin poder estar afuera para apoyarte, yo pensé que debía
darte un tiempo, que querías estar solo, que por esa razón no querías
contestarme el teléfono, pero pasaron los meses y no sabía nada de ti, fui a
casa de tus padres y los vecinos me dijeron que se habían mudado al campo, los
busqué pero no hay rastro de ellos, estaba confundido, luego me tenía que ir a
Japón a promocionar, así que dejé a un investigador, pero no era tan fácil encontrarlos,
parecía como si te hubiese tragado la tierra, tu nombre no registraba en ningún lugar. Incluso mi madre intentó con sus amigas dar
con el paradero de la tuya pero fue imposible –al oír a Hyun Joong hablar de su
familia, Tempo sintió que su alma, aquella que creía que estaba fuera de su
cuerpo, se destrozaba, el dolor volvía, pero no podía escapar, debía
enfrentarlo ya que su amigo siguió hablando− Luego, tuve que ingresar al
servicio militar, durante mis primeros meses Jae y Yoochun fueron dados de alta
y tomaron la responsabilidad de la búsqueda, no pararon nunca, no se rindieron
y gracias a eso te pudimos encontrar. Me han dado de alta el mes pasado, y ayer
en la noche Jae me llamó desde Japón, desde donde están empezando su gira
mundial, el detective privado los llamó y les dio esta dirección,
inmediatamente me avisó, pero no quise venir ayer en la noche, quise tomarlo
con calma, fui a muchos hoteles, a muchas casas abandonadas, e incluso fuera
del país, los chicos llegaron hasta Canadá buscándote, no quería esperanzarme demasiado, y a pesar
de que ahora me ves tranquilo, siento que mi corazón se desgarra de la emoción,
no puedo evitar sentir unas ganas de abrazarte, de consolarte, de hacerte
sentir que tus amigos estamos aquí.
−Tempo lo miró, ambos tenían una lagrima a punto de caer− Me pregunté todos los
días ¿estará bien? ¿Habrá comido bien? Cada vez que nos reuníamos y tomábamos
soju, comprábamos botellas para cuatro, tu vaso siempre estaba en la mesa, tus
cigarrillos, aquellos que olvidaste en mi casa la última vez que estuvimos
juntos, aún siguen en el mismo lugar, esperando que llegues, a pesar de que
insisto que fumar es malo –ambos soltaron una risa tímida − ¿Sabes? Ahora puedo
comprender que algo sucede, que no estás viviendo como Seung Hyun, no sé cómo quién lo haces, pero
ahora en esta habitación, yo soy Hyun Joong y tú eres mi amigo de la
secundaria, eres Seung Hyun, no importa nada, no importa lo que hayas hecho, o
en lo que estés involucrado, ni cuánto tiempo haya pasado, aquí somos tú y yo,
dos amigos− Hyun Joong derramó varias lágrimas e incluso un pequeño sollozo se
pudo escuchar, la habitación era tan pequeña que no podía disimular, a pesar de
que quería verse fuerte, capaz de ser un hombro y un bastón para dar apoyo a su amigo, pero su corazón era
débil, sabía en el fondo de su alma que Seung Hyun sufría, algo en su mirada
había cambiado irremediablemente, era dolor puro. Tempo sacó de su bolsillo una
carta y se la entregó a su amigo, quién la recibió asombrado.
−Es una carta, la escribí hace un tiempo, es para los tres, espero que puedan
leerla juntos. Protege esa carta y cuando la hayan leído, por favor, quémenla.
Lo único que les pido es que confíen en mí, en la carta les explico porque no
puedo acércame a ustedes, y mucho menos ustedes a mí. Ahora vete rápido, baja
por el ascensor como cualquier persona normal, ponte gafas y no vuelvas a buscarme, te prometo que un
día apareceré en tu puerta, me tomaré mi vaso de soju y fumaré mi cigarrillo,
me reiré de ti y de Jae borrachos y sonreiré al ver la cara de Yoochun explotar de la risa, les juro que algún día
eso sucederá. ¡Vete!−.Aún impactado, Hyun Joong guardó la preciada carta en el
bolsillo interior de su abrigo, abrazó a su amigo durante unos segundos y salió
rápidamente del cuarto, pero antes de cerrar la puerta miró a para atrás, ambos
asintieron con la cabeza y apretaron la boca, eran cómplices y la confianza era
absoluta.
Al bajar por el ascensor Hyun Joong lucía nervioso, iba solo, bajó a la
recepción y se reunió con su manager, ambos se dirigieron a la gran puerta
principal, una hermosa puerta de vidrio con manillas de oro puro, era un hotel lujoso, y por alguna razón su
amigo estaba ahí, de algún lugar debía sacar tanto dinero ¿pero cómo?, se preguntaba
todas esas cosas mientras miraba a su alrededor buscando una señal de aquello a
lo que Tempo huía, ya en la puerta un hombre
que iba entrando lo dejó pasar primero, llevaba gafas oscuras, con cabello perfectamente
peinado hacia atrás, un bigote fino y un traje de diseñador, a su lado tres
hombres de impecable traje negro, todos con gafas también, con perfectos cortes
de estilo militar, sin una pizca de sonrisa en la cara, sintió algo extraño,
aquel hombre, pensó, quizás era él de quién huía su amigo, miró hacia atrás,
pero dio vuelta la cabeza inmediatamente, debía salir rápido de ahí, antes que
alguien lo reconociera.
Tempo, bajó hasta su habitación, entró
con cautela, cuando estaba a punto de cerrar la puerta, el hombre y sus tres
secuaces se lo impidieron. Los dejó pasar, no tenía otra opción. Los saludó
informalmente, el hombre se sentó en el sofá mientras los otros permanecían de
pie registrando cada rincón con la mirada.
−Veo que te ha ido bien con los trabajos, esta habitación es un lujo−Tempo
permaneció callado –bueno, te traigo buenas noticias, el jefe quiere que hagas
un trabajo importante, así que aquí te dejo la ficha−tomó un gran sobre y lo
tiró a la pequeña mesa que estaba en el medio− Es una mujer extranjera a la que
debes seducir y sacar información, una mujer hermosa, un trabajo perfecto para
ti, claro que no olvides usar tu disfraz, cambiar el color de cabello, ojalá esta vez uses bigote o algo parecido,
no pueden reconocerte, lamentablemente alguna vez fuiste una estrella, aunque
ahora no eres más que un pedazo de mierda−. El hombre tomó su abrigo, se acercó
a Tempo y lo golpeó salvajemente en el rostro con su puño− Los hombres con
cicatrices tienen un encanto especial para
las mujeres−. Tempo cerró los ojos, apretó el puño y se resistió a la
idea de golpearlo, sabría que podía morir en dos segundos si cometía esa locura
y por alguna razón la visita de Hyun Joong había calmado un poco sus ganas de
desaparecer.
Una vez que los hombres se fueron, Tempo, abrió el sobre, sabría a quién debía
estafar, debía prepararse. La primera
hoja explicaba que tipo de trabajo era:
“Caso de deuda, hombre que se divierte con mujeres, gasta dinero pero no paga.
Necesita aprender una seria lección, se le han dado oportunidades, en lo
posible golpear hasta dejarlo lesionado, en caso de que se resista fuertemente,
se autoriza llegar hasta la muerte, máxima discreción por tratarse de una
persona famosa”.
Tempo miró extrañado la ficha, el hombre le había dicho que sería una mujer a
la que debía seducir, ¿pero qué era esto? Tenía miedo de ver quién era, aún más
porque se trataba de alguien famoso, y además por que ver esa información lo
comprometería inmediatamente, era un caso de asesinato, un caso de venganza, un
ajuste de cuenta que podía llegar a los peores límites, ese hombre, al que
quizás, por ser famoso, conocía, podría llegar a ser cruelmente torturado por
sus compañeros de organización, podía morir lenta y dolorosamente, aún así no
pudo evitar dar vuelta la hoja. Una imagen apareció ante sus ojos, no podía
creer quién era la próxima víctima, sintió sus rodillas débiles y cayó al
suelo, sin dejar de mirar y sostener la hoja.
Abatido en el suelo, lanzó lejos las hojas, destruyó el sobre, tenía rabia,
impotencia, lloraba desesperadamente, no podía creerlo, el hombre de la foto,
el hombre que debía millones a la mafia era su dongsaeng, era Seungri.
La deuda era por 117.000.000 de wons , él tampoco tenía esa cantidad de dinero,
ese mismo día debía irse de esa habitación, su trabajo ya había terminado, su
ropa, su auto, su reloj, hasta el color de su cabello, todo le pertenecía a la
mafia, su vida entera estaba en manos de los hombres a quienes más odiaba.
Solo, estaba completamente solo, hundido en sus derrotas, en sus pecados, en
sus miserias, esa habitación se sintió como una cárcel, o como el infierno
mismo, aún así respiraba, aún así su cuerpo era fuerte, aún podía hacer algo
¿pero qué?
¿A dónde podía escapar? Debía pensar rápido, en unos minutos, en unas horas
esos hombres se darían cuenta del error, probablemente lo matarían para que revelara la información,
y de paso matarían a Seungri. Debía salvar a su amigo, a su dongsaeng, como
hyung tenía esa responsabilidad, como amigo y como familia aún más, esto y la
visita de Joong habían vuelto la realidad
a su existencia, le habían devuelto el sentido, ya no era el hombre sin pasado,
sin familia y sin amigos, ya no era un alma carente, ahora era un hombre que
debía proteger a quienes amaba, pasará lo que pasará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario